25 años después
Ni el más ingenioso autor de teatro, ni el más afilado guionista de películas pudo alguna vez imaginar la cantidad de situaciones y reflexiones que provoca el reencuentro de un grupo de compañeros 25 años después, donde a juzgar por la cantidad de amores y desamores, hijos y situaciones, fue mucho más que un lugar para estudiar, definitivamente y me incluyo, la vida pasaba por ahí.
Personalmente me sirvió para andar y buscar mi camino, para encontrar a la larga un lugar en el mundo, para saber por dónde no, para buscar un rumbo sensible y auténtico, para después volverme a ir de otros lugares, y como dice la canción, me fui de casa a tocar rock´n roll / y no volví nunca más.
Con respecto al reencuentro tengo la sensación de que por suerte no estamos iguales, nos transformamos y retransformamos y somos otra gente muy distinta, y nos resultan casi desconocidos esos niños que aparecen sonrientes en las fotos y nos asombramos con los relatos de cosas que hacíamos o decíamos, como que fueran otros los que fueron a la escuela, otros los de la foto.
Afortunadamente hoy se da la oportunidad de aclarar situaciones, de hacer aparecer no solamente la alegría de esos días felices sino también las tristezas y desencuentros.
Agradezco a TODOS los que aparecieron en el reencuentro, porque TODOS fueron una parte de mi vida y significaron algo. Y a los que aún no pudieron o no se animaron háganlo la próxima o la siguiente u otra vez cómo sea, lo van a disfrutar, se les va a mover un pedazo del alma hacia un terreno olvidado. Y eso es mucho. El pasado esta pisado pero releerlo 25 años después y juntos, da la posibilidad de tener otra mirada sobre la propia vida.
Y, como en el cine, puede haber una buena continuación como “el padrino 2”; porque no siempre las segundas partes fueron malas.
Eduardo Frip Piva.
lunes, 1 de diciembre de 2008
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