lunes, 1 de diciembre de 2008

25 años después.

25 años después

Ni el más ingenioso autor de teatro, ni el más afilado guionista de películas pudo alguna vez imaginar la cantidad de situaciones y reflexiones que provoca el reencuentro de un grupo de compañeros 25 años después, donde a juzgar por la cantidad de amores y desamores, hijos y situaciones, fue mucho más que un lugar para estudiar, definitivamente y me incluyo, la vida pasaba por ahí.
Personalmente me sirvió para andar y buscar mi camino, para encontrar a la larga un lugar en el mundo, para saber por dónde no, para buscar un rumbo sensible y auténtico, para después volverme a ir de otros lugares, y como dice la canción, me fui de casa a tocar rock´n roll / y no volví nunca más.
Con respecto al reencuentro tengo la sensación de que por suerte no estamos iguales, nos transformamos y retransformamos y somos otra gente muy distinta, y nos resultan casi desconocidos esos niños que aparecen sonrientes en las fotos y nos asombramos con los relatos de cosas que hacíamos o decíamos, como que fueran otros los que fueron a la escuela, otros los de la foto.
Afortunadamente hoy se da la oportunidad de aclarar situaciones, de hacer aparecer no solamente la alegría de esos días felices sino también las tristezas y desencuentros.
Agradezco a TODOS los que aparecieron en el reencuentro, porque TODOS fueron una parte de mi vida y significaron algo. Y a los que aún no pudieron o no se animaron háganlo la próxima o la siguiente u otra vez cómo sea, lo van a disfrutar, se les va a mover un pedazo del alma hacia un terreno olvidado. Y eso es mucho. El pasado esta pisado pero releerlo 25 años después y juntos, da la posibilidad de tener otra mirada sobre la propia vida.
Y, como en el cine, puede haber una buena continuación como “el padrino 2”; porque no siempre las segundas partes fueron malas.

Eduardo Frip Piva.

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